Los mapas antiguos se dibujaban colocando "su" territorio como el centro de la imagen del globo, porque no hacerlo también nosotros. Todas las civilizaciones han establecido su territorio como el ombligo del mundo. Se han colocado en el centro de la escena y han tomado al resto del mundo como su periferia con la cual intercambiar productos y conocimientos, pero teniendo en claro sus objetivos y su identidad.
Ese ponerse en el centro es la actitud que toma el hombre maduro, que sabe quién es y qué es lo que quiere y es lo nos está faltando como región.
El primero en ponerlo de manifiesto fue el gran pintor Joaquín Torres García que hizo un cuadro con la “AMÉRICA INVERTIDA”, en donde definía:
“Nuestro norte es el Sur. No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur. Por eso ahora ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos justa idea de nuestra posición, y no como quieren en el resto del mundo. La punta de América, desde ahora, prolongándose, señala insistentemente el Sur, nuestro norte”.
Las coordenadas S.34° 41´ w 56° 9´ que
figuran en el mapa , son de "las Piedras" en Uruguay cerca de
Montevideo, donde se libró la batalla de Las Piedras, la que fuera el primer triunfo importante del ejército
patriota de la Junta Grande de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que
al mando del Gral. José Gervasio Artigas venció a las fuerzas realistas del Virrey
del Río de la Plata, Francisco de Elío, el 18 de mayo de 1811 y consolidó la
Revolución de Mayo de 1810, lo que permitió comenzar con la independencia de
toda América del Sur.
Como
nada es gratis, esa derrota del ejército realista hizo que el Virrey pidiera
ayuda a los portugueses, lo que permitió el enfrentamiento entre hermanos, la
toma de la Banda Oriental por los lusitanos y el primer desmembramiento. La
primera gran pérdida de nuestra identidad, a la que siguieron la del Alto Perú
y la trasandina que nos permitiría compartir los dos océanos. El
desmembramiento de la Patria Grande, y la división de nuestra región en países,
con fronteras diseñadas por otros, para que nadie sea autosuficiente.
Por
eso, lo más importante hoy es ubicarnos como centro, entender que nuestro Norte
es el Sur, nuestro objetivo es América del Sur y debe ser el motivo de nuestros
afanes.
Sabemos que América del Sur es la última parte
del planeta a la que llegó el hombre desde su periplo cuando partió desde el África
hace 200.000 años, por ser la parte más alejada en el camino por tierra desde
ese continente. Ya no hay mas sendero para la humanidad dentro del planeta. Se
llegó al final del camino y no hay mas tierra prometida que lo que tenemos y
desde allí tenemos que construir, sabiendo que somos una mezcla de toda las
razas y culturas. Hemos quemado las naves, no hay vuelta atrás. Tenemos que
saber que es este el lugar, la tierra prometida, una tierra llena de
oportunidades. Debemos hacer que el Sur sea nuestro Norte. Volver a reunir lo
disperso.
Basta de usar los nombres de países para
generar divisiones, eso no es lo que somos, debemos unirnos para participar
dentro de las líneas de progreso de la Humanidad, pero sin renunciar por ello,
o a cambio de ello, a la originalidad de cada una de nuestras tradiciones. Sin
renunciar a la diversidad.