¿El Martín Fierro es opuesto al Facundo?
Muchas veces
hemos escuchado esta afirmación, basándose en que a diferencia de Sarmiento en
su Facundo, José Hernández en su Martín Fierro hablaba con cariño de los
gauchos. Pero esto solo no alcanza, pues otros autores de la poesía gauchesca,
todos ellos hombres de ciudad, se burlaban también de los gauchos apelando a su
ignorancia. Para Hernández, que era un estanciero del litoral, el tema del
Gaucho es un asunto serio y seria es la forma de tratarlo.
La antinomia
se produce porque son las obras capitales de la literatura argentina y ambas de
alto contenido político, no solo por la intención de los autores, sino por las
posteriores interpretaciones que en algunos casos modificaron su mensaje.
Ambas cuentan
la historia de un perseguido y Hernández elabora un poema político y militante
donde "no cantará por cantar, sino que lo hará a su modo o sea
opinando".
Pero tampoco
opinará sobre cualquier cosa sino solo en algunas, muy determinadas y precisas.
Lo dirá en la vuelta "Procuren si son cantores / el cantar con
sentimiento/ no templen el instrumento / por el solo gusto de hablar / y
acostúmbrense a cantar / en cosas de
fundamento.
Y esas cosas
de fundamento son: que el gaucho es arrancado de la estancia para ir a servir a
la frontera, la cual sigue tan desguarnecida como antes, pues en la idea de
Hernández al indio hay que combatirlo con un ejercito regular, y dejar al
gaucho en la estancia donde genera riqueza.
Por su parte,
Sarmiento en el Facundo, además de querer desprestigiar a Rosas y al
caudillismo, tenía una concepción de la historia como conflicto entre
civilización europea y barbarie indígena. La primera se encontraba en las
ciudades y la segunda en la llanura donde habitaba el gaucho y los aborígenes
donde, según el, existe una sociedad desasociada. El mundo bárbaro será el de
la naturaleza, la inercia, lo instintivo, vital y misterioso, enfrentado al
mundo de la ciudad y la razón.
Para ello
Sarmiento quería terminar con la guerra al Paraguay, eliminar a los caudillos
federales y al gauchaje alzado, a fin de crear un mercado interno ordenado y
pacificado para comerciar con Europa.
Hernández
toma la critica que Alberdi hace a Sarmiento según la cual este no comprende la
importancia de los factores económicos dentro de los procesos históricos. Para
Alberdi "Son las campañas las que tienen los puntos de contacto con la
Europa Industrial, comercial y marítima, porque ellas son las que producen las
materias primas, es decir la riqueza, en cambio de la cual Europa nos
suministra la manufacturas" Y más concretamente lo valioso para Europa es
la campaña.
Es por eso
que Hernández escribe en una carta a los editores del Martín Fierro
"Mientras la ganadería constituya la fuente principal de la riqueza, el
gaucho será un agente indispensable en la vida rural sin el cual se
entorpecería la marcha y el desarrollo de esta industria que es la base de un
bienestar permanente" y más adelante dice "América es para Europa la
colonia rural y Europa es para América la colonia fabril".
El problema
para Hernández es que los gringos que vinieron no sabían andar a caballo,
porque era cosa de ricos en Europa, ni conocían las tareas rurales y el único
conocedor de las mismas es el gaucho, por lo tanto si exterminamos al gaucho destruimos
nuestra riqueza y si cuidamos al gaucho nos enriquecemos.
Hernández lo
resume en el siguiente texto: Necesitamos ciertamente del elemento extranjero.
Pero necesitamos cuidar la condición de nuestros paisanos, pues las sociedades
que olvidan a los pobres están condenadas a ser siempre pobres.
Con lucidez
política, desde Buenos Aires, se comienza a realizar lo exigido por Hernández
en la Ida que es crear un ejercito de línea para defender las fronteras,
abandonar la búsqueda de contingentes en el gauchaje, dotar de derechos al
gaucho y tratarlo como a cualquier ciudadano, impedir los abusos de los jueces
haciéndolos elegir en comicios legales. La Vuelta del gaucho Martín Fierro esta
dirigida a los gauchos para enseñarles con que deberes habrán de pagar sus
derechos.
Visto de este
modo, no hay un antifacundo sino a lo sumo una discusión sobre cuestiones
parciales de si los gauchos servían o no, por que en los temas importantes como
ser la complementación con el mercado europeo y la idea de progreso era
idéntica.
En este
sentido que J. L. Borges nos dice que "el Martín Fierro es un libro muy bien
escrito y muy mal leído y que Hernández lo escribió para mostrar que el
Ministerio de Guerra hacía del gaucho un desertor y un traidor, Lugones exaltó
ese desventurado a paladín y lo propuso como arquetipo. Ahora padecemos su
consecuencia".
Pero, ¿en que
nos toca ahora a nosotros estas antiguas discusiones?
Creo que los
libros y las ideas pueden influir en los sentimientos de un pueblo y dictar su
conducta y en este caso se ha realizado una tendenciosa lectura de las
correrías de Martín Fierro que no son las de un aventurero, sino sus desdichas.
Se ha tomado
de la obra, solamente algunas partes que interesaban a un proyecto político, se
ha resaltado el arquetipo y mostrado como ejemplo a seguir a un gaucho derrotado,
a quien lo único que le interesa es conseguir un lugar decente, dentro del
orden establecido, pero que no tiene ni posibilidad, ni deseo, de quebrar ese
orden.
El Gaucho de
Hernández anda solo "yo abriré con mi cuchillo el camino pa seguir". Individualista,
anárquico, no concibe la acción en grupo. Cuando se junta con alguien (Cruz) es
para huir a la barbarie pampa.
Estas ideas
han calado hondo en nuestra sociedad y han formado el pensamiento nacional.
Es por ello
que J. L. Borges afirma que se hubiéramos tomado al Facundo como el libro a
seguir, otra sería nuestra historia y mejor.
Además nos
toca esta discusión como masones, pues el odio que sienten los revisionistas
por el masón Sarmiento, los leva a absolutizar la figura de Hernández y a
considerarlo la encarnación viva de su personaje. De este modo ven en Hernández
esa figura gaucha, macha, y amante de la tierra que tanto les gusta.
El Martín
Fierro fue tomado por los revisionistas como la réplica a la política liberal
de los masones doctores porteños. Aunque Hernández era también un Masón que
ocupó el cargo de Gran Secretario de la Orden.
Creo que
Sarmiento y la Generación del 80 han despertado un odio visceral en grandes
sectores de nuestra sociedad y ese recelo se ha extendido también a la
masonería, suponiéndola subordinada a los intereses Ingleses con las consignas
de progreso unidas a un proyecto agroexportador.
Las razones
del odio son muy claras, se produjeron cambios muy importantes, que afectaron los
intereses de la iglesia católica y de la clase dominante en ese momento y ese fenómeno
se dio en toda la América Latina que años anteriores había conseguido la
independencia de España y Portugal, gracias a las Logias operativas impulsadas en
aquel momento por Inglaterra y Francia y que desaparecieron luego de la
independencia.
Los cambios
producidos en Inglaterra en el siglo XVIII, luego del avance de la ciencia al
separarse de la iglesia, fueron lo que en su momento se denominó progreso y
permitió el crecimiento económico de una burguesía urbana en algunos países Europeos.
De la mano de los descubrimientos en la fundición de hierro y la máquina de
vapor se revolucionó el comercio marítimo con barcos a motor, el transporte
terrestre con los trenes y la industria manufacturera donde la máquina
reemplazó al artesano, surgió una burguesía de clase media y también quedaron muchos europeos en la pobreza.
En América había
grandes extensiones de tierra sin dueños con título de propiedad, ocupadas por
población autóctona, lo que significaba una solución para la población europea excedente.
La construcción
de ferrocarriles orientados al puerto, a cambio de tierra que sería entregada a
los inmigrantes europeos, permitía abastecer de alimentos a Europa, a cambio de
los productos industriales y favorecer de este modo a Inglaterra y Prusia que
estaban liderando el camino hacia la industrialización, los cambios en la
agricultura y ganadería por la genética y básicamente un cambio cultural en la
administración de los negocios.
La Masonería
tuvo un papel central en este proyecto, primero en Europa reclutando y
preparando gente para poblar América y luego estableciendo colonias de Europeos
de la mano del ferrocarril.
El modelo se
replicó en toda América, sobre todo en países de la costa del Atlántico, a donde
emigraron en barcos 50 millones de Europeos entre 1870 y 1930, principalmente
campesinos y obreros. La construcción del ferrocarril permitía repartir empleos,
distribuir tierras a los nuevos colonos, exportar productos agrícolas e
importar manufacturados.
Allí, junto a
la creación de pueblos a la vera de las vías del ferrocarril floreció la Masonería
en América, generando instituciones laicas como:
· La educación pública y gratuita que le quitó a la Iglesia Católica el monopolio de la
educación.
· El
Registro Civil: Hasta ese momento
el registro de las personas se hacía en las Iglesias mediante el bautismo. No
estaban registradas las personas no bautizadas. La identidad se obtenía sólo
profesando la fe católica. No había derechos, ni justicia para los no
bautizados.
· La ley de cementerios: sólo
se enterraba en lo camposantos de las iglesias.
· El casamiento civil: solo existía el casamiento ante Dios.
· Profesionalizar
las Fuerzas Armadas: Los
militares tuvieron que formarse y hacer una carrera militar y desde entonces,
no solo los hijos de los terratenientes accedieron a la oficialidad y al
control del ejército y las armas, como herramienta para defender sus intereses.
El ejército pasó a depender del gobierno y no de los grupos de poder.
Estos
son algunos hechos, por los cuales la Iglesia Católica y aquellos que sentían
lesionados sus privilegios y sostenían el orden establecido, compraron
voluntades para retrasar los cambios que se estaban produciendo y en cada país
el impacto fue diferente de acuerdo al consenso en el que se discutieron esas
medidas.
Si bien hubo personajes significativos, intereses
contrapuestos y una diversidad de ideas, la Masonería fue la que lideró este cambio y fue el ámbito
donde se realizaron esas discusiones, lo que garantizaron el respeto en los
debates, pues cada parte expresaba intereses legítimos e ideas razonables.
Los combates deben librarse, y en ellos habrá ganadores y
perdedores, pues en eso consiste la política. Pero el resultado no es la
aniquilación del otro. El objetivo debe ser la creación de instituciones en las
que pueda darse un respetuoso debate de ideas e intereses y se llegue a
acuerdos, ya que no podemos esperar que el consenso brote espontáneamente por
la buena voluntad. En las sociedades, los consensos están al final de la
historia, y no al comienzo. Es bueno saber que la discusión sobre estos temas
no se acaba nunca y no debe acabarse, pues en ella está lo vital de la política
democrática. Los acuerdos que perduran son el resultado de debates entre
intereses y entre ideas.
Hace más de 150 años, surgimos como
país con una muy fuerte inmigración, en función de un proyecto económico
agroexportador que ha perdido vigencia. A pesar de que en Argentina más del 90%
de la población tiene algo de sangre europea, han pasado varias generaciones y
ya no somos europeos en el exilio. Ya no podemos volver masivamente. Es más, el
continente Europeo está sufriendo la inmigración de otros pueblos.
Cuando se llega al fin, allí donde
acaban los caminos, llega la hora de buscar otra cosa. Argentina fue fundada como empresa. Es hora
de refundarla como una sociedad inclusiva con todos los que estamos. Esa hora
ha llegado. Ya que nada es más fuerte que una idea cuando ha llegado el momento
de su realización.
La Masonería fue la que articuló la implantación de ese proyecto inicial, imaginado en Europa, que dio lugar a lo que hoy tenemos, y por lo que vimos no fue sin discusiones ni debates.
Creo que participar con ideas y proyectos en la reconstrucción, es una tarea pendiente que la sociedad ha delegado a los partidos políticos, en donde los Masones han participado a título personal.
En los últimos años la Masonería se ha dedicado a mejorar a sus miembros moralmente, fomentado la tolerancia y el respeto a las opiniones de otros a fin de que en las logias se pueda debatir fraternalmente sin fanatismos, ni dogmas. No para formar una síntesis, sino para aprender de la diversidad de los debates y articular una estrategia. En definitiva para poder pensar.
Sin duda una condición necesaria, pero no suficiente para producir un cambio.
La Masonería fue la que articuló la implantación de ese proyecto inicial, imaginado en Europa, que dio lugar a lo que hoy tenemos, y por lo que vimos no fue sin discusiones ni debates.
Creo que participar con ideas y proyectos en la reconstrucción, es una tarea pendiente que la sociedad ha delegado a los partidos políticos, en donde los Masones han participado a título personal.
En los últimos años la Masonería se ha dedicado a mejorar a sus miembros moralmente, fomentado la tolerancia y el respeto a las opiniones de otros a fin de que en las logias se pueda debatir fraternalmente sin fanatismos, ni dogmas. No para formar una síntesis, sino para aprender de la diversidad de los debates y articular una estrategia. En definitiva para poder pensar.
Sin duda una condición necesaria, pero no suficiente para producir un cambio.